lunes, 1 de agosto de 2016

Descensión de la Virgen María de la Merced

En la noche del 1 al 2 de agosto, se celebra la fiesta de la Descensión o aparición de Nuestra Señora de la Merced a San Pedro Nolasco para revelarle su misión redentora. Acaeció en 1218, cumpliéndose 798 años de aquella milagrosa revelación que dio origen a la Real, Celestial y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced y que en este año dedicado a Nuestra Señora de la Merced, queremos recordar este milagroso acontecimiento.


Cuentan las crónicas que hallándose San Pedro Nolasco en oración, se le apareció la Santísima Virgen rodeada de ángeles y radiante de gloria le declaró la revelación de su misión mercedaria. La experiencia mariana que vivió San Pedro Nolasco la madrugada del 1 a 2 de agosto del año 1218 en Barcelona se conoce como “Descensión de la Bienaventurada Virgen María de la Merced”. El relato posible se refiere a que la Virgen, portadora de la voluntad divina de su Hijo, lo manda a fundar una Orden Redentora, dedicada a la redención de cautivos cristianos. Esta inspiración forja históricamente una nota profunda de admiración y amor a la Madre de Dios que profesan religiosos, religiosas y laicos en los casi 800 años de la Orden.

En esa revelación la Santísima Virgen María le dice a San Pedro Nolasco: “es voluntad mía y de mi Hijo que fundes una familia de religiosos para liberar a los cristianos cautivos”. Sin embargo, hacia el año 1400, el Padre Gaver relata un diálogo en que la Virgen llama a San Pedro Nolasco y le revela su deseo de ser liberadora a través de una Orden:
Pedro Nolasco pregunta: ¿Quién eres tú, que a mí, un indigno siervo, pides que realice obra tan difícil, de tan gran caridad, que es grata a Dios y meritoria para mí?
La Virgen María responde: Yo soy María, aquella en cuyo vientre asumió la carne el Hijo de Dios, tomándola de mi sangre purísima, para reconciliación del género humano. Soy aquella a la que dijo Simeón, cuando ofrecí mi Hijo en el templo: "Mira que éste ha sido puesto para ruina y resurrección de muchos en Israel; ha sido puesto como signo de contradicción: y a ti misma una espada vendrá a atravesarte el alma".
Pedro Nolasco: ¡Oh Virgen María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia! ¿Quién podrá creer que tú me mandas? Y María le responde: No dudes en nada, porque es voluntad de Dios que se funde una orden en honor mío; será una orden cuyos hermanos y profesos, a imitación de mi hijo Jesucristo, estarán puestos para ruina y redención de muchos en Israel y serán signo de contradicción para muchos".


Diez días más tarde San Pedro Nolasco se decidió a cumplir el mandato divino, alentado y apoyado por el rey don Jaime el Conquistador y por el consejero real San Raimundo de Peñafort. A tal efecto, el día 10 de agosto de 1218, fiesta de San Lorenzo, ante el altar de Santa Eulalia de la iglesia catedral de Barcelona, el obispo de la misma, don Berenguer de Palóu, vistió canónicamente el hábito blanco al Santo y algunos de los jóvenes que con él trabajaban y quedó fundada la Orden de la Merced.

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